En la mesa de A la Obra Maestros al Aire conocimos a Angie Pinilla, tecnóloga en formación en construcción de edificaciones. Su historia no es solo la de una estudiante: es la de una profesional en construcción que decidió retomar su camino, vencer barreras personales y empujar la participación femenina en obra con una mezcla de rigor técnico y propósito.
Por qué construcción (y por qué ahora)
Angie lo dice sin vueltas: “Me apasiona la construcción; me veo en obra, con casco y botas, acompañando al equipo”. Viene de familia de contratistas y, aunque una pausa larga por temas personales y de salud la sacó de ruta, volvió con más foco: terminar el tecnólogo, continuar a ingeniería civil y compartir conocimiento. Su meta no es un diploma en la pared: es generar valor en obra y abrir puertas a más mujeres.
Formación que cuenta (y se nota en obra)
Estudia con el SENA (Cajicá/Chía) y destaca algo que muchos subestiman: la enseñanza desde cero. No es solo saber “qué es un cimiento”; es hacer: manejo de carretilla, mezcla, excavación, lectura de niveles, control de materiales, seguridad y trabajo en equipo. Nada de postureo: competencia práctica.
“Lo que más me gusta es iniciar desde el preliminar: excavación, profundidades, laboratorio de suelos. Ver cómo un proyecto nace correctamente.”
Técnica aplicada: del plano al terreno
Angie vibra con los preliminares —donde se define si el proyecto será sólido o un dolor de cabeza—. Su visión resume buenas prácticas que cualquier maestro reconoce:
- Estudio de suelos antes de cantar metros. Sin datos, no hay cimientos confiables.
- Trazado y niveles con control cruzado (equipo + instrumentos).
- Excavación con criterio: profundidad, taludes, contención y evacuación de agua.
- Control de materiales: agregados limpios, dosificación verificada, registro en bitácora.
- Seguridad primero: orden, señalización, EPP completo. Un tropiezo tonto sale carísimo.
Mini-checklist de preliminares (imán de obra bien hecha)
- Estudio de suelos y recomendaciones estructurales.
- Trazado + niveles verificados.
- Plan de excavación y manejo de aguas.
- Protocolos de seguridad claros y visibles.
- Bitácora de materiales y ensayos.
Mujeres Constructoras: equipo, no concesión
Angie participa en el programa Mujeres Constructoras, un espacio de capacitación práctica (impermeabilización, pintura, enchape y más) pensado para visibilizar talento y sumar competencias. El punto no es “dar chance”, es hacer equipo y reconocer que la precisión, el detalle y la disciplina no tienen género.
Mensaje claro: menos “ayudantes invisibles”, más técnicas visibles con nombre, rol y responsabilidades. Y sí, el plan ya se está replicando en más regiones.
Ruta profesional (para estudiantes y jóvenes de obra)
Angie se traza una ruta que puedes copiar/pegar a tu carrera:
- Base técnica sólida (tecnólogo/curso formal + práctica real).
- Portafolio vivo: evidencia fotográfica, actas, metrados, antes/después.
- Certificaciones específicas (impermeabilización, alturas, calidad, seguridad eléctrica si aplica).
- Red de apoyo: instructores, maestras, maestros y empresas que vean tu progreso.
- Paso a profesional (ingeniería civil) si tu foco es cálculo, interventoría o dirección.
- Especialidad: obra gris/preliminares, calidad, seguridad, o acabados de alto nivel. Izar bandera en algo.
Consejos de Angie
- No compitas con todos; compite con tu versión de ayer. El gremio premia la consistencia.
- Pregunta y documenta. En obra vale el dato, el ensayo, la foto y la bitácora; el resto es chisme.
- Respeta el rol de cada quien. Aprender no es “meter mano” donde no te corresponde; es aprender a pedir apoyo y coordinar.
- Orden = seguridad = productividad. Tres caras de la misma moneda.
- Haz visible tu trabajo. Si no se ve, no existe (para el próximo contrato).
Para el jefe que aún duda
Si diriges cuadrillas, hazte un favor: mide por desempeño, no por estereotipo. Sube a la cancha talento femenino, define roles, evalúa por calidad y productividad, y cierra la puerta a la “ayuda informal” sin reconocimiento. La diversidad técnica mejora resultados, punto.
Construir un hogar… y construir hogares
Angie lo sintetiza bonito y certero: “También es hogar el que tú construyes con un ladrillo, una brocha y un martillo.” Su historia recuerda que cada zapata correcta, cada mezcla bien dosificada y cada frente organizado no solo levanta una obra: levanta carreras, equipos y oportunidades.
Moraleja para estudiantes y maestras/os jóvenes: empieza bien, aprende siempre, deja registro y rodéate de gente que te haga mejor. Los edificios se levantan desde el suelo; las carreras también.
