Construir muros de mampostería es una de las tareas más comunes en obra, pero también una de las que más exige técnica. La mampostería, bien ejecutada, garantiza resistencia, estabilidad y una buena apariencia final. Aquí te contamos cómo hacerlo correctamente, desde la preparación hasta el revoque, según las buenas prácticas constructivas y las normas colombianas vigentes.
1. Antes de empezar: revisa el terreno y el material
Todo comienza con una revisión de la superficie de apoyo. Esta debe estar firme, limpia, nivelada y lista para recibir el mortero.
Antes de levantar el primer bloque, asegúrate de:
- Revisar el estado de los bloques o ladrillos: sin grietas ni desportilladuras.
- Confirmar la calidad del material: cumple con las normas de resistencia a la compresión y absorción.
- Preparar herramientas y equipos: plomada, cuerda, nivel, regla, mezcladora o batea.
- Ubicar el acero de arranque si el muro es estructural.
2. Tipos de mampostería
En construcción, no todos los muros son iguales. Cada tipo tiene su función:
- Mampostería simple o sin refuerzo:
- Se usa para cerramientos o divisiones interiores.
- No soporta carga adicional.
- Mampostería confinada:
- El muro está amarrado por vigas y columnas de concreto.
- Puede o no tener refuerzo.
- Soporta cargas moderadas.
- Mampostería parcialmente reforzada:
- Incluye refuerzos verticales cada 2,4 m y horizontales cada 60 cm.
- Aumenta la resistencia sin llegar a ser completamente estructural.
- Mampostería reforzada:
- Es estructural, con varillas verticales cada 1,2 m máximo y refuerzos horizontales cada 60 cm.
- Ideal para edificaciones que requieren mayor capacidad sísmica.
3. Trazado y modulación: precisión desde la base
El replanteo es clave para evitar errores costosos.
Utiliza escuadra, cinta métrica o equipo de precisión para marcar ejes y definir las alineaciones.
- Coloca una primera hilada de bloques enteros y medios sin mortero para verificar continuidad y verticalidad.
- Ajusta la modulación para que las juntas coincidan correctamente y las piezas no queden cortadas de forma improvisada.
Consejo maestro: las juntas verticales deben quedar a la mitad del bloque inferior para garantizar trabazón y estabilidad.
4. Levante de muros: técnica y ritmo
Una vez preparado el mortero y la superficie:
- Extiende una capa de mortero de unos 1,5 cm de espesor.
- Humedece los ladrillos o bloques antes de colocarlos.
- Templa una cuerda guía para mantener la línea y nivel.
- Coloca las hiladas trabadas, controlando siempre con plomada cada 4 o 5 filas.
- Si es muro estructural, instala el refuerzo vertical según planos y rellena las celdas con mortero fluido (grout) después de una hora.
- Deja instalaciones empotradas (eléctricas, hidráulicas y sanitarias) durante el proceso.
5. Curado: el paso que no se puede saltar
El curado del muro es vital para la resistencia del mortero.
Durante la primera semana, mantén húmeda la superficie todos los días con atomizador o manguera fina.
Esto evita que el mortero se deshidrate o fisure, especialmente en climas secos o calurosos.
6. Revoque de muros: acabado parejo y firme
El revoque tiene una doble función: proteger y emparejar.
Antes de aplicarlo:
- Instala ductos o regatas y resana las zonas abiertas.
- Limpia la superficie de polvo, grasa o residuos.
- Si está muy lisa, aplica una capa adherente para mejorar la unión.
- Humedece el muro antes de lanzar la primera capa.
Aplicación correcta:
- Lanza la primera capa con fuerza, deja que asiente y luego aplica la siguiente.
- Usa una regla metálica o de madera para arrastrar el exceso y lograr una superficie uniforme.
- Finaliza con llana, siguiendo las guías trazadas previamente.
- El espesor recomendado es de 1,5 cm.
Curado del revoque:
Cura con agua durante al menos 7 días. Deja secar completamente antes de aplicar estuco o pintura.
7. Resultado final: un muro que respira calidad
Un buen muro se reconoce a simple vista:
- Tiene alineación perfecta, buenas juntas y superficie nivelada.
- No presenta fisuras ni desprendimientos.
- Está curado y limpio antes de recibir acabados.
Construir con método no solo mejora la resistencia, también reduce reclamos y retrabajos.
