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¿Cómo lograr un acabado duradero y limpio usando esmalte acrílico antibacterial Sapolin?

Cuando uno trabaja en proyectos donde la limpieza y la resistencia al agua son prioridad —como baños, cocinas, laboratorios o clínicas— no cualquier pintura sirve. En estos espacios, lo que el cliente busca es durabilidad, higiene y un acabado que no se dañe con la humedad ni con la limpieza constante. Por eso, el Esmalte Acrílico Antibacterial de Sapolin se ha convertido en una de mis recomendaciones fijas en obra. Es una pintura base agua, fácil de aplicar, con buen cubrimiento y, lo mejor, resistente a hongos, vapor y mugre. Aquí te comparto las recomendaciones prácticas para que le saqués todo el provecho.

Este esmalte es ideal para espacios interiores que exigen limpieza frecuente y resistencia a la humedad, como:

En todos estos casos, he comprobado que aplicar este producto ayuda a mantener el acabado limpio por más tiempo y a prevenir el crecimiento de hongos.

Recomendaciones para una buena aplicación

Aquí van consejos prácticos que uso en mis proyectos para garantizar el rendimiento y el acabado esperado:

Antes de pintar: preparación del terreno

Condiciones ideales para aplicar

¿Qué herramientas usar?

Tips y advertencias que hacen la diferencia

✔️ Diluya máximo un 12% en volumen (1/8 de galón de agua por galón de pintura).
✔️ Aplique 2 a 3 manos finas. No trate de cubrir en una sola pasada.
✔️ Deje secar 2 horas entre manos para evitar levantamiento o burbujas.
✔️ Espere al menos 1 día antes de permitir contacto con agua, y 30 días para lavados con jabón.
✔️ En repintes sobre colores diferentes, planifique aplicar 3 manos.
✔️ Use estuco plástico blanco para reducir el consumo de pintura.
⚠️ No pintar sobre superficies con humedad activa.
⚠️ No aplicar sobre superficies con pH mayor a 9 sin sellador previo.
⚠️ No exceda el porcentaje de dilución, puede afectar cubrimiento y resistencia.
⚠️ No mezcle con pinturas base solvente.

“Este esmalte lo aplicamos donde toca dejar la pared limpia y brillante, sin miedo al agua ni al jabón. La clave está en preparar bien la superficie, no irse a la loca con la dilución y dejar que seque lo que tiene que secar. Haciendo eso, el cliente queda contento y uno también.”

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