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Richard Santacruz Yanguatín, carpintero ejemplar en Nariño

Se necesita de mucha constancia para lograr lo que se anhela. Esta es la historia de un pastuso a quien no le quedó grande el sueño de ser carpintero. Por: Tatiana Bahamón Méndez

Fotografías: Cortesía Richard Santacruz Yanguatín / Gráficos: Freepik

En las faldas del volcán Galeras se encuentra ubicado el corregimiento Mapachico, el hogar de Richard Osvaldo Santacruz Yanguatín, un hombre a quien los años de experiencia en la carpintería le ha dado buenos frutos.

Desde muy pequeño el nariñense anhelaba con el hecho de ser carpintero y ante la pregunta “¿qué aspira ser cuando crezca?” que los profesores solían hacer en la escuela, sin pensarlo dos veces su respuesta era “yo quiero ser carpintero y voy a serlo”. Aunque esa era su ilusión, la vida le dio la oportunidad de explorar otros caminos.

Gracias a su madre María Bertilde Yanguatín y a su padre Víctor Santacruz, quienes trabajaban en el campo, él y sus hermanos aprendieron la labor de sembrar y trabajar en época de cosecha de papa, trigo y otros alimentos. Los días de la familia Santacruz Yanguatín normalmente iniciaban a las 4:00am, sin importar altas temperaturas se dirigían a ordeñar las vacas y a eso de las 6:00am quienes estudiaban, estaban listos para tomar camino hacía la escuela que se encontraba a 20 minutos de distancia caminando.

Después de su jornada de clases, ayudaba a sus padres con algunos quehaceres y luego se divertía jugando fútbol en la calle junto con sus amigos, o para variar, se bañaban en la quebrada hasta caer el sol.

Puliendo el sueño de ser carpintero

A sus trece años, Richard empezó a trabajar en una cantera picando piedra y poco después por medio de sus tíos empezó a trabajar en construcción. Pasar ladrillos, remojarlos, mezclar cemento, amarrar hierro, entre otras cosas, fueron las actividades que desempeñó como ayudante de obra. Al cabo de 6 meses aquel pasatiempo que de niño tenía el cual consistía en coger las herramientas de su padre para cortar palos e inventarse cualquier cosa y armarla así no quedara bien, se fue convirtiendo en una realidad; un día en el que acompañado de su tío arreglaba un techo de una carpintería recibió una propuesta para trabajar en dicho lugar, y sin pensarlo mucho tiempo, su respuesta fue sí.

Fotografía: Cortesía Richard Santacruz Yanguatín

A partir de ese momento dejó de trabajar en construcción y se dedicó a la carpintería. Empezó por aprender desde lo más básico y principal de la labor, lijar y pulir. Richard como siempre fue una persona curiosa, veía cómo cortaban la madera y cómo armaban los muebles, y así fue aprendiendo.

“Lo que bien se ve, bien se queda. Yo me dedicaba a mirar cómo cortaban la madera, cómo pulían los muebles y la manera en la que trabajaban las demás personas, y ya cuando me preguntaban si sabía hacer alguna cosa, ya estaba preparado” cuenta Richard Santacruz

Años de experiencia

Ya hoy son 22 años los que Richard Osvaldo Santacruz cumple de trabajar en carpintería, la labor que se ha convertido para él además de su sustento diario y el de su familia, en su pasión. En todos estos años de experiencia ha tenido grandes oportunidades en Pasto, sus alrededores y en la capital, Bogotá, donde estuvo durante 5 años realizando múltiples proyectos.

Fotografía: Cortesía Richard Santacruz Yanguatín

Además de realizar trabajos que tienen que ver con carpintería, también fabrica cocinas integrales y hace poco decidió abrir su propio taller donde trabaja bajo pedido, pues ya son muchas las personas que lo conocen y por eso lo contactan y también lo recomiendan.

Algunos de los consejos que el pastuso comparte para realizar un trabajo de buena calidad son:

  • Verificar que la madera sea resistente y de buena calidad.
  • Es importante que la madera no esté verde porque puede ocurrir tres cosas: que se abra, que se parta o que se encoja.
  • Al momento de lijar se debe utilizar las lijas indicadas, este paso influye en el acabado final.
  • Tener cuidado de no dañar la madera. Midiendo y cubicando bien la madera, podrá aprovecharla al máximo, lo cual no le representará perdidas.
  • Darles un buen uso a todos los materiales.
  • Tener en cuenta qué tipo de pintura va a aplicar.

“A la gente le gusta como trabajo porque me rinde, soy pulido y lo que no sé me lo invento. Ser creativo y recursivo es el secreto” señala Richard.

En definitiva, para Richard su gran alegría por trabajar en carpintería en gran parte se la debe a aquellos clientes que se sienten felices con lo obtenido.

La música, otra de sus pasiones

Algo que siempre a Richard Santacruz le ha dado felicidad, además de trabajar como carpintero y contar con la compañía de su hijo Santiago, es la música. Desde el momento en que un amigo le dio clases sobre algunos instrumentos, se convirtió en uno de sus mayores pasatiempos.

Fotografía: Cortesía Richard Santacruz Yanguatín

Cuando no está en un taller de carpintería pensando en qué fabricar, se dedica a tocar la guitarra, el teclado, la quena, la batería y la zampoña, pues pertenece al grupo Maticanchi, que está compuesto por 20 integrantes y participan en los carnavales y en las murgas con instrumentos andinos.

Además, junto con cuatro amigos con quienes siempre pensaba en crear una banda de rock, “el cuarto de la nada” como la nombraron, se hizo realidad. Así es como entre música, carpintería y su rol como padre, transcurren los días de Richard Osvaldo Yanguatín un feliz oriundo del suroccidente y región Andina del país, Pasto.

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