Mantener un entorno limpio y organizado le ayudará a ser más productivo y eficiente, no solo en su lugar de trabajo sino en su cotidianidad.
No importa que su ámbito de trabajo sea una obra de construcción, en la que el ir y venir de los materiales es constante; mantener el sitio organizado y limpio le brindará una mejor energía que se reflejará en su productividad, eficiencia, e incluso en su emocionalidad para encarar el día a día en sus labores.
Adelaida Gómez, Organizadora Profesional Holística y fundadora de Orden Studio y la Escuela del Orden en la región de Galicia – España, compartió con A La Obra Maestros sus recomendaciones para hacer esto posible.
1. Si utiliza un escritorio, tire todo lo que no necesite de documentación y lo que no usa a diario.
2. Archive papeles que ya no están en uso pero que debe guardar por un tiempo. Elija algún orden para hacerlo, de modo que si necesita buscar algún documento le sea sencillo encontrarlo, puede usar etiquetas, orden alfabético o pestañas de colores.
3. Elimine el exceso de objetos personales, como fotografías, muñequitos y todo lo que no le sirva para realizar su trabajo o que no pertenezca a la oficina, pues además de ocupar espacio genera muchas distracciones.
4. Deshágase de los lápices, bolígrafos y todo aquel material de oficina que no funcione o que no use.
5. Mantenga un espacio libre para poder revisar documentos, colocar documentos que deberán ser archivados posteriormente, firmar papeles, etc. Este espacio solo es temporal, es decir lo ocupa y lo libera cuando deje de usarlo.
6. En el escritorio, deje un espacio libre del tamaño de una hoja a su lado para revisar y organizar papeles.
La regla de los dos minutos en casa
En una nota reciente de su blog, Adriana compartió una metodología muy simple para mantener el orden en el hogar, la llama la regla de los dos minutos, que en realidad no la plantea ella sino David Allen, Consultor e Instructor de Productividad, como parte de su método Getting Things Done (GTD), en español “Haciendo las cosas”.
“El objetivo de esta regla es dejar de pensar en hacer las cosas y proceder a hacerlas. ¡Manos a la obra Maestros y Contratistas con el orden y con la productividad! Por ejemplo, lavar los platos inmediatamente después de usarlos, sacar la basura una vez que esté llena, recoger al momento lo que se encuentre tirado, colocar el mando en su sitio una vez que apague el televisor y colgar la toalla una vez que haya terminado de bañarse”.
La idea también es que la persona vaya creando hábitos, de modo que luego pueda replicar ese comportamiento sin importar si la tarea o el objetivo es grande o pequeño. “No olvide que la regla de los dos minutos es eso, sólo dos minutos; no cinco ni veinte, y es que, aunque suena sencillo llevar esto a la realidad requiere de práctica, pues es muy probable que cuando se avoca a una tarea que efectivamente le lleva dos minutos, corra el riesgo de seguir y termine haciendo más cosas y que los dos minutos se conviertan en una hora”, señala.