La construcción es un mundo fascinante, repleto de especializaciones que lo convierten en un campo dinámico y completo. En esta ocasión, queremos resaltar el arte dentro de este sector a través de la historia de Miguel Ruiz, un apasionado maestro de obra que ha dedicado su vida a la pintura y al mismo tiempo, encuentra en la música su otra gran pasión como saxofonista. Dos formas de expresión distintas, unidas por un mismo fervor.
¿Quién es el maestro Miguel Ruiz?
Miguel Ruíz es un experto maestro especializado en obras de acabado y pintura, originario de la capital colombiana. Su vida gira en torno a su núcleo familiar y a su constante motivación. Está casado con una licenciada en educación preescolar, y juntos tienen un hijo de 19 años que se está formando como ingeniero en estadística, y una hija de 14 años que continúa sus estudios secundarios.
Un nuevo estilo de vida: de Técnico Mecánico a pintor
La construcción no solo se convirtió en una parte integral de la vida de Miguel, sino que también afectó a su familia en general. Sus primeros encuentros con la industria ocurrieron a los 13 años, cuando comenzó a dedicar su tiempo libre a trabajar en pequeños proyectos conocidos como «la rusa», lo cual fue su entrada al apasionante mundo de la construcción.
Sin embargo, Miguel decidió no seguir ejerciendo esa profesión y en su lugar, trabajó como administrador de su propio almacén de lubricantes durante un tiempo. Había adquirido conocimientos como técnico y mecánico de mantenimiento eléctrico de motocicletas, pero debido a circunstancias económicas complicadas, tuvo que cerrar su negocio. Fue en ese momento que Miguel demostró su resiliencia al enfrentar los desafíos y salir adelante junto a su familia.
Comenzó a prestar servicios como ayudante de un amigo en proyectos de pintura, donde cada oportunidad se convirtió en una plataforma para mostrar su talento. Miguel dio lo mejor de sí en cada creación, destacándose por su calidad y dedicación, lo que abrió las puertas a numerosos proyectos de gran envergadura. Finalmente, descubrió su verdadera vocación: La Pintura.
El inicio de su carrera como artista de la pintura en hogares marcó un punto de inflexión y transformó su vida por completo. La felicidad, el reconocimiento de su familia y la motivación se volvieron constantes, generando cambios positivos en todo su hogar.
Dando vida a hogares
El miedo no ha sido un obstáculo en la trayectoria de Miguel, ya que su personalidad audaz lo impulsa a desafiarse a sí mismo para hacer realidad las necesidades de sus clientes. Entre los proyectos más admirables que ha realizado, destaca uno en particular: «Recuerdo cuando tuve que pintar el dormitorio de una niña, donde el cliente deseaba una pared geométrica con dos triángulos que debían unirse visualmente y reflejar tres. Varios maestros cotizaron el proyecto, pero lo rechazaron considerándolo demasiado complejo. Sin embargo, para mí fue un desafío que asumí y logré superar, y como resultado, recibí recomendaciones para nuevos trabajos». Otro proyecto destacado fue pintar «la fachada de una casa en venta con colores azul y negro. El reto consistía en combinar ambos colores de manera armoniosa. Afortunadamente, logramos realizar un cambio impactante que incluso llevó al cliente a reconsiderar la venta y a seguir disfrutando de su hogar transformado». Estos proyectos llenos de color y diseño despertaron en Miguel un gran deseo de seguir creando ambientes a través del maravilloso arte de la pintura y la obra blanca.
“Mi énfasis es la obra blanca y ha sido algo muy bonito, una experiencia maravillosa, ese contraste del antes y él después, ver las imágenes y que la gente diga muchas gracias, le quedo muy bonito, eso para mí es gratificante.”
Ruíz
Construyendo bases sólidas
Aunque los primeros pasos de Miguel estuvieron marcados por un aprendizaje empírico mientras se sumergía en la industria de la construcción, pronto se dio cuenta de que la capacitación era fundamental para lograr llevar a cabo proyectos exitosos. Consciente de esto, decidió complementar su formación mediante la participación en diversos cursos y obtención de certificaciones. Reconoció que adquirir conocimientos actualizados y especializados era la clave para construir bases sólidas en su carrera profesional en:
- Impermeabilización.
- Revestimientos de fachadas.
- Entonación de pintura.
- Servicio al cliente.
“La certificación es un atractivo para los clientes.”
Miguel Ruíz
Máster y Músico
Además de su profundo interés por el arte de la pintura y el diseño, el talentoso concursante de A La Obra Maestros también se dedica a fortalecer y explorar otras habilidades que le brindan gratificación personal, como la expresión a través de instrumentos musicales. Su elección fue el saxofón, ya que buscaba tocar un instrumento poco convencional.
Al principio, para Ruiz no fue fácil dominar el saxofón. Tuvo que esforzarse el doble, ya que enfrentó un desafío particular con la embocadura. Según sus propias palabras: «Lo más difícil fue aprender la técnica correcta para colocar los labios y el paladar, especialmente porque en ese momento llevaba brackets, los cuales me causaban heridas y sangrado. Sin embargo, con persistencia logré superar esta dificultad».
Motivación artística
“Dejemos atrás los prejuicios, las excusas y los miedos, arriesguémonos, porque si se puede. Analicé que le gusta y cuál habilidad hace parte de su ser y explótela. Es como el curso de natación no se puede en la ducha, hay que meterse al agua, entonces hagámoslo, teniendo voluntad todo se puede hacer realidad.”
Miguel Ruíz.
Motivación artística
El valor de la construcción
“Demos el valor a nuestro trabajo, ejecútelo con amor, propiedad y orgullo, este es un trabajo muy bonito porque trae alegría a los hogares, es agradable para la vista y nos brinda satisfacción propia, por brindar siempre lo mejor y poder decir yo realice ese gran y exitoso trabajo.”
Miguel Ruíz