Por: Juliana Contreras Martín Psicóloga
La familia es el primer y más importante sistema relacional de cada uno de los seres humanos, ellos son los que nos enseñan a establecer lazos de conexión estables y sanos con nuestros iguales.
Gracias a la construcción social en la que estamos sumergidos, soñamos con una familia perfecta donde nunca se presentan inconvenientes, siempre nos encontramos felices y todo a nuestro alrededor es paz y armonía; y aunque un gran porcentaje logra conformar una familia con esas características, en algunas ocasiones es normal que existan inconvenientes y discusiones en nuestras relaciones debido al estrés del día a día, por las dificultades de nuestros trabajos o por las diferentes maneras de pensar y actuar, de cada uno de los integrantes del hogar.
Aunque dichas discusiones son normales, si no se resuelven de manera correcta, se pueden transformar en emociones negativas que dan lugar a rupturas familiares y en algunas ocasiones se generan nuevas construcciones psicológicas donde relacionarnos con terceros se torna en momentos críticos.
No obstante, aunque cada familia es única y particular, la mayoría de las dificultades que se presentan en su interior tienen muchas similitudes. Por fortuna, hoy en día existen muchas herramientas que nos ayudan a tener una buena resolución de conflictos familiares.
A continuación, les compartiré algunos puntos claves para lograr el cometido.
Hablar con serenidad
Cuando se entra en una discusión, en la mayoría de las ocasiones no se controlan los impulsos y se utilizan palabras hirientes, y aunque no somos conscientes podemos crear heridas emocionales irreparables, se puede lastimar la autoestima y sin darnos cuenta destruimos la autoconfianza, el respeto y el amor propio de nuestros familiares.
Por eso es importante pensar en si lo que le está diciendo al otro a usted lo lastimaría y si es así, haga un alto, respire y retírese del lugar; recuerde que para una discusión se necesitan dos personas y si no existen las dos partes, las discusiones desaparecen y pasarán a un segundo plano generando un ambiente tranquilo para dialogar.
Negociar con tranquilidad
La mayoría de las discusiones que se presentan en nuestros hogares, se dan por las diferentes formas de pensar y de percibir la realidad. Aunque seamos familia, cada persona es un mundo diferente y debemos ser conscientes de ello.
Si nos encontramos enfadados por estas diferencias y no logramos aceptar el querer del otro, negociar siempre es la mejor opción. Dialogue con serenidad y encuentre un punto medio que pueda beneficiar a las dos partes, pero sobre todo que ayude a mejorar las relaciones familiares.
Trabajar en familia
Es normal encontrar bandos en las discusiones familiares, pero lastimosamente esos bandos lo que genera son rupturas y deterioro en las relaciones familiares.
Por tal motivo, lo mejor que se puede hacer es trabajar en familia, encontrar soluciones juntos, dialogar tranquilamente y descubrir cuáles son los atributos que los hacen fuertes para continuar, esto ayudará a fortalecer las relaciones entre todos.
No llevar los problemas del trabajo al hogar
¿Cuántas discusiones en nuestro hogar se producen por los problemas del trabajo? En la mayoría de las ocasiones el estrés y las dificultades laborales sobrepasan nuestros limites generando irritabilidad y poca asertividad.
Comprender y entender que los ambos espacios son diferentes, será la mejor manera para evitar dificultades con las personas que amamos.
Se puede dialogar los problemas laborales, expresarlos y desahogarse con la familia. Sin embargo, es importante tener en cuenta que ellos no son los culpables de lo que sucede en el trabajo y por ende no deben verse afectados por ello.
La mejor herramienta para solucionar las diferencias es mediante el diálogo y este se podrá llevar a cabo de una mejor manera si cada miembro de la familia pone de su parte.