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Ladrillos cortados a la perfección, Disamar llegó como apoyo a una constructora a cortar ladrillos, pero luego quedó encantada con la tarea.
Llegó un día, de casualidad a trabajar como ayudante en una constructora, apoyando al equipo de corte de ladrillos. Con lo que no contaba Disamar es que le terminaría gustando esta actividad.
Ella es Disamar Granados y nunca se imaginó que algún día sentiría tanto gusto al cortar ladrillos, no sabía que le gustaba este trabajo hasta que lo probó. Desde entonces, lo hace por vocación, comenta que sus compañeros la han ayudado muchísimo y han sido un apoyo para mantenerse en constante aprendizaje en las labores esenciales de esta profesión.
Después de un año y cuatro meses, Disamar ya es toda una experta en el manejo de máquinas cortadoras de ladrillos, incluso, es dueña de una, y cada día llega entusiasmada a su sitio de trabajo a manejar el equipo, y así darle la medida necesaria a las piezas requeridas para la construcción.
En su proceso de aprendizaje, contó con el apoyo de su tío Lenis, que se dedica a lo mismo que ella, “fue él quien me decía como coger la máquina, me habló del tiempo y de cómo manejarla hasta que aprendí. Ya después, manejé mi máquina muy bien”.
Lo que más le agrada
No hay ni un día que Disamar no disfrute su trabajo, comenta que le gusta mucho compartir con sus compañeros, quienes la llaman por su primer nombre: María. “El ambiente es muy bacano, con mis compañeros la paso bien y mis jefes no son tan duros como otros”.
Disamar, o María, como la llaman en el trabajo, afirma que hace este trabajo por pura vocación, sin embargo, no deja de pensar en la posibilidad de hacer capacitaciones y así extender un poco más sus conocimientos, afirma que además de cortar ladrillos, le gustaría tener otra profesión.
Los gustos de Disamar
El pollo es su comida favorita, le encanta de cualquier forma aunque admite que la manera en la que más le gusta comérselo es frito y con papas a la francesa. Respecto a música, le encanta la salsa romántica.
Sobre su familia, dice que son muy pocos los momentos que pasa con ellos, ya que viven en Buenaventura, “a veces voy de pasadita”, admite, asegurando que trata de buscar el espacio para dedicarles.
