En las botas de ella

La importante labor que desempeñan las mujeres en este sector y las experiencias que han tenido desde que por primera vez llegaron a una obra, son testimonios dicientes para hablar de un tema que aunque poco se habla, mucho importa para aquellas que se dedican a este oficio; la dotación.

Las botas con puntera de seguridad en acero y suela en poliuretano de alta densidad, no embellecen pero si empoderan. De hecho, al usarlas todos los días y amarrarlas con firmeza, muchas mujeres como Emilse, quien es proveniente de una población al sur de Santander y desempeña la labor de auxiliar eléctrica, recuerda todos los pasos que ha dado en el gremio de la construcción desde que llegó a Bogotá.

“Las botas con punteras de seguridad en acero y suela en poliuretano de alta densidad, no embellecen pero si empoderan”

Su primer trabajo lo consiguió como aseadora en una obra de construcción, el único oficio que le ofrecieron al ser mujer y al que debió dedicarse con esfuerzo para ayudar a su esposo a sostener a la familia. Más adelante tuvo la inquietud de aprender a estucar y le dieron la oportunidad de orientarse al trabajo de acabados en el que se movió muy bien ya que se requiere un alto nivel de detalle, ser muy pulida y delicada, condiciones que sabía desempeñar muy bien.

En ese rol, Emilse supo que su responsabilidad como mamá y esposa llena de múltiples tareas diarias y grandes dosis de paciencia, eran la base suficiente para librar el día a día en esta nueva actividad que le gustaba cada vez más y que, como se decía a sí misma con seguridad, no le iba a quedar grande. Luego vino la pintura, el enchape y la madera, todos grandes desafíos que le fueron brindando posibilidades de capacitarse, entrenarse técnicamente para trabajar con mayor seguridad y ascender en su carrera con el rostro en alto para encarar al mismo tiempo, un ambiente hostil por parte de sus compañeros hombres quienes desprestigiaron su profesionalismo por el injusto juicio de ser mujer.

Después apareció el overol azul oscuro manga larga elaborado en jean con cintas reflectivas, una nueva prenda en su ropero que no solo le brinda seguridad y protección, sino la identifica en su más reciente oficio como ayudante de electricidad. Ahora Emilse lucha por lo que quiere, se siente más capacitada que nunca para armar tableros, instalar tomas eléctricas y equipar subestaciones. Aunque tiene la posibilidad de pedir esta indumentaria en talla de mujer, ella prefiere vestir la ropa de hombre que es más holgada, le permite moverse cómoda y libre de miradas.

Y por supuesto siempre la acompaña su casco dieléctrico certificado con reflectivo, resistente a golpes y rayaduras que porta con orgullo para demostrarle a su familia que aunque el trabajo se vea muy difícil, no es imposible de lograr para una mujer dedicada que entiende sus derechos y que asume los retos con valentía como parte del camino que decidió emprender hace muchos años en la construcción. Cuando recuerda su origen entiende que sí encontró la forma de no sentirse intimidada, que aunque no es activista social, habla sin tapujos sobre la igualdad de género y lucha con su ejemplo por seguir abriendo el camino para que sus compañeras aprendan y ayuden a restituir la buena posición que todas se merecen.

Finalmente solo queda el maquillaje, pero no hay tiempo para aplicarlo porque a Emilse no le gusta ser juzgada por su presentación personal o por cómo luce cuando llega a su lugar de trabajo. Tampoco tiene mucho tiempo para hacerlo, su jornada empieza desde muy temprano en la mañana cuando la ciudad aún no despierta. Esta es la carga adicional por tener la responsabilidad de los cuidados del hogar y a pesar de hacerlo con un amor que no se agota, su cuerpo duerme pocas horas para empezar una nueva jornada en donde vuelve a fortalecerse y a hacer presencia para marcar la diferencia en su mundo, un mundo masculino que hoy la observa con respeto.