El punto en el que estamos en este momento como sociedad, nos ha permitido evidenciar avances significativos que giran en torno a la equidad de género; muchas compañías en nuestro país se han tomado en serio la tarea de adoptar políticas de género, teniendo como compromiso aportar al cierre de brechas.
Muchas mujeres que trabajan en este sector durante años han luchado con formación y dedicación para abrirse camino y lograr una posición de las cuales son merecedoras. No obstante, es claro que en la marcha hay muchos factores que conllevan a crear famosas “barreras”. En esta oportunidad hablaremos de las barreras internas; estas que están estrechamente relacionadas con las motivaciones, deseos, percepciones y actitudes.
Síndrome del impostor
Normalmente se trata de mujeres que han alcanzado admiración y una posición alta ya sea en su trabajo o en su entorno por sus talentos, conocimientos o habilidades, y a causa de su baja autoestima, sienten que no son tan buenas como los demás creen que son.
Es por eso por lo que el síndrome del impostor se le atribuye a ese malestar emocional que ellas sienten al creer que son un fraude y que en cualquier momento todos se pueden dar cuenta de ello. Esto va muy ligado a la falta de confianza en sí misma.
Mantener Techo de cristal
Este término se le ha asignado a los sesgos y prejuicios que impiden que las mujeres asciendan en una compañía. Mantener el techo de cristal pasa de ser una barrera externa a interna, cuando las mismas mujeres “se comen el cuento” de que no pueden o no cuentan con la capacidad de asumir posiciones de liderazgo por ser “emocionales, no ser buenas para los negocios, etc.” y demás características que se les atribuyen por el hecho de ser mujer.
¿Cómo derribarlas?
Una de las herramientas más efectivas para afrontar los nuevos retos es el autoconocimiento, porque conocerse a profundidad permite gestionar mejor las emociones ante situaciones difíciles; descubrir nuestras capacidades para potenciarlas, nos ayuda a identificar en qué trayectoria nos encontramos y mejora nuestro bienestar en general. |
No se controla lo que nos pasa en la vida pero si se puede elegir cómo enfrentar diversos ambientes y una técnica que me funciona a diario, es trabajar con altas dosis de optimismo y confianza, creer que los objetivos si se pueden alcanzar aunque parezcan difíciles, mantener todos los sentidos en conexión y poner en marcha nuestras capacidades enérgicamente. |
La formación académica a cualquier nivel es muy útil para actuar con seguridad, para propiciar el respeto y generar impacto; creer en lo que hacemos trabajando con convicción es un gran motor para abrir espacios nuevos y cerrar brechas |
Es mejor no guardar silencio en los ambientes en los que convivimos, es enriquecedor expresar lo que hay adentro, eso que muchas veces reflexionamos y que dejamos pasar. A veces las percepciones se forman equivocadamente por lo que callamos y no por lo que pensamos, así que hay que abrir la mente al relacionarnos con otros porque tal vez podemos brindar una solución para otros. |
No es aconsejable cambiar nuestros valores o creencias como las mujeres líderes que somos en la casa, por ejemplo, con tal de adecuarnos al trabajo, a la oficina, a la obra para ser aceptadas. La coherencia es la mejor manera de estar tranquilos anímicamente y esa especie de efecto camaleón que nos hace imitar a otros sin darnos cuenta, puede afectar las pautas de comportamiento que llevamos y empezar a tener posturas machistas sin querer |
Todos tenemos personas referentes, aquellas que tienen gestos, actitudes, incluso palabras que nos llaman la atención o nos marcan sin darnos cuenta, así que otro modo de proyectarnos es elevar la consciencia cuando nos relacionamos con los demás porque podemos ser la inspiración de más mujeres. |